Título: “La leyenda de Nuestra Señora de la Granada”
Autor: Eliseo Godoy García
Publicado en: Revista de Fiestas Patronales 2007, pág. 13 – 19
Han pasado tres años desde
nuestra última publicación en esta nuestra Revista de Fiestas Mayores
Patronales y, no por ello, han dejado de aparecer nuevos documentos referidos a
Llerena, hasta ahora inéditos.
En todo este tiempo, además de
la necesaria transcripción y catalogación
de los documentos referidos, hemos tenido la oportunidad de aportar a
nuestra Banda Municipal de Música la partitura completa del Himno a Nuestra
Señora de la Granda de Guillena, el cual se toca a la entrada de la Solemne
Procesión y poco a poco es ya cantada por la mayoría de los llerenenses como
tributo de amor y devoción a Nuestra Excelsa Patrona.
Del abanico documental, al ser
tan amplio, no tenemos más remedio, al igual que en otras ocasiones, ser breves
en su exposición. Estos tratan sobre los conventos, hermandades, orfebrería,
imaginería, pintura, retablística y un larguísimo etc. En próximas ocasiones
intentaremos abordarlas.
Sin embargo, lo que hoy nos trae
a estas páginas es la exposición – estudio de la Leyenda de Nuestra Señora de
la Granada de Llerena. Aproximarnos a la exposición – estudio de la misma no
podemos hacerlo desde una sola perspectiva – la religiosa -, ya que en ella
inciden, bien directa o indirectamente, otros aspectos como artísticos,
históricos, culturales, antropológicos,
etc.
En esta primera ocasión
expondremos las diferentes versiones que existen sobre la leyenda que han
llegado a nuestros días, y que de alguna manera son conocidas por todos gracias
a las aportaciones de otros autores como Arturo Gazul, José María Lepe de la
Cámara, Agustín Romero Barroso por sólo citar algunos.
1.- La leyenda según la “Cronología
Hospitalaria y Resumen Historial de la Sagrada Religión del Glorioso Patriarca
San Juan de Dios” escrita por Fr. Juan Santos O.H. 1715 – 17161.
Esta Cronología de la Orden
Hospitalaria de San Juan de Dios fue escrita por Fr. Juan Santos entre los años
1715 y 1716 y fue resultado de las Visitas Generales realizadas a todos los
hospitales de la Orden en los años mencionados.
“Como socio y capellán, acompañó a varios
Padres Generales en sus visitas a los conventos – hospitales, tomando notas
directas de sus fundaciones … Como Cronista General tenía en sus manos el
archivo de la Congregación, con un inmenso caudal documental… crónicas y
apuntes de los Generales sobre las fundaciones de los hospitales y religiosos;
documentación real o civil…”
Por
lo tanto, y dada su privilegiada posición, Fr. Juan Santos tuvo acceso a
documentos donde, de alguna manera, se recogían aquellos aspectos, más o menos generales, referidos a la historia,
leyendas, fundación de hospitales, etc. del lugar que visitaba. Y Llerena no
iba a ser menos.
La
obra de Fr. Juan Santos fue editada en Madrid en dos volúmenes entre los años
1715 y 1716 siendo impreso en la imprenta de Francisco Antonio de Villadiego.
Estuvo dedicada al Sr. Francisco Esteban Rodríguez de los Ríos, Marqués de
Santiago, Señor de Uter Viejo, del Consejo de Su Majestad, en el Real de
Hacienda, de su Junta de Salinas y Director General de ellas. El motivo de esta
dedicación no es otro que, como se refleje en la Introducción, “a costa de su erarioy de su celo, no
obstante, las resultas de tan milagroso empeño redundan en conocido beneficio
de toda nuestra familia”. Es decir, fue un gran benefactor de la Orden
Hospitalaria.
Siguiendo
la normativa de la época tuvo que pasar no pocas censuras, licencias, amén de
un Privilegio Real.
-
La obra contó con la censura del Reverendísimo Padre Maestro Fr. Agustín Cano
y Olmedilla, Predicador de Su Majestad y Prior del Real Convento de Nuestra
Señora de Atocha, de la Orden de Predicadores.
-
Su Licencia de la Religión contó con el
beneplácito del Fr. Juan de Pineda, General de la Orden Hospitalaria de San
Juan de Dios con fecha 30 de julio de 1714.
-
Censura del Reverendísimo Padre Maestro Fr.
Manuel Garza de Lasarte, Predicador de Su Majestad, Prior del Convento de la
Hospedería de la Pasión, de la Orden de Predicadores, dada en septiembre de
1714.
-
Licencia del Ordinario Licenciado D. Isidro de
Porras y Mantúfasr , Pronotario Apostólico, Juez In Curia del Tribunal de la
Nunciatura de España y Teniente de Vicario de la villa de Madrid con fecha de
10 de octubre de 1714.
-
Censura del Doctor Sr. Juan de las Heras,
Predicador de Su Majestad y Capellán de Honor y Mayor del Real convento de
Santa Isabel, Calificador de la Santa y Suprema Inquisición y de sus Juntas
Secretas, Examinador Sinodal del Arzobispado de Toledo y de la Nunciatura de
España con fecha 15 de octubre de 1714.
-
Privilegio Real por el cual se da licencia y
facultad para que “por tiempo de diez
años, primeros siguientes que han de correr y contarse desde el día de la fecha
de esta mi cédula en adelante, el referido fray Juan Santos, o la persona que
su poder tuviere, y no otra alguna, pueda vender e imprimir los dichos dos
libros…” Este Privilegio Real due dado en Madrid el 11 de noviembre de
1714.
La leyenda de Nuestra Señora de
la Granada es recogida en esta Cronología Hospitalaria en el Capítulo LXXXVI
bajo el epígrafe “Fundación del hospital
y convento del Dulce Nombre de Jesús de la Ciudad de Llerena” cuyo tenor es
el siguiente:
Libro de Fr. Juan Santos O.H.
Perdióse en la lamentable pérdida de España,
y fue poseída de los moros muchos siglos, hasta que la ganó el maestre de
Santiago don Rodrigo Iñiguez, decimoquinto en número, el año de 1241. Fue su
conquista milagrosa y sucedió de esta forma:
Viniendo
el maestre don Rodrigo por las vertientes de los montes Marianos, que desde
Llerena caen hacia el septentrión, y son los que hoy llaman de Hornachos, se
puso sobre Llerena (que estaba bien provista de bastimentos y defensores moros
valientes, y circunvalada de fuertes y altos muros) y la dio algunos asaltos,
en que perdió no poca gente; y porfiando en tomarla, fue rebatido, con gran
daño de los nuestros; pero, no obstante, persistía nuestro ejército en el
asedio. Desconfiado el maestre de su virtud y valor, y confiado enteramente en
la divina Misericordia, procuró con todas las fuerzas de su ejército echar el
último lance. Para ejecutarle con más acierto, hizo que su ejército descansase
dos días y que todos los soldados confesasen y comulgasen, para obligar con tan
cristianas acciones al gran Dios de los ejércitos para que les diese victoria.
Este motivo les proponían en diversas exhortaciones muchos religiosos de la
Orden de Santiago, que entonces asistían en semejantes empleos en los ejércitos
y asistían a sus maestres. Ejecutáronlo así los soldados con notables muestras
de devoción, y con felices anuncios de la dicha que les iba disponiendo la
Aurora celestial de las felicidades. Porque aquella noche, a un religioso que
con más fervor y celo se había empleado aquellos días en la administración de
los santos sacramentos y con más devoción les había exhortado a tan cristiana
empresa, se le apareció la Santísima Virgen María, en el primer sueño, asistida
de innumerables ángeles y vírgenes, y con alegre rostro le dio las gracias del
celo con que se había empleado en la reformación de costumbres de aquellos
soldados, y que este empleo había servido para la conquista de la ciudad más
que todas las armas y pertrechos de guerra que tenía el ejército; y que en su
nombre se acometiese a la ciudad; que de su parte tenía la gracia de su Hijo
precioso y la intercesión suya. Muchos dicen que en esta ocasión le dio una
granada en señal de la visión y de la victoria, por lo cual se llamó desde
entonces con este nombre de la Virgen de la Granada.
Despertó
el religioso, y tropezando más en las dichas que en las sombras de la noche,
refirió al gran maestre la visión. Corrió la voz por el campo, y todos tomaron
las armas invocando a María Santísima con los epítetos que a cada soldado le dictaba
su devoción, y singularmente con el nombre misterioso de la Granada. Con sola
la orden de su Defensora se juntaron todos a sus banderas, fiados en la palabra
de tan soberana Reina. Corrió entre todos la de acometer, y la ejecutaron
guiados de su religioso adalid en tan buena ocasión, que aunque los muros eran
incontrastables y los moros invencibles, con la intercesión de María escalaron
los unos y vencieron a los otros. Estando ya ocupadas las murallas de los
nuestros, acudió multitud de moros que con indecible fiereza intentaron
rechazar a los nuestros; pero todo era en vano; antes si, viendo uno de los
nuestros que el gobernador de la plaza hacía mucho estrago, le tiró una saeta
en nombre de la Virgen de la Granada, y fue tan acertado el tiro, que le
atravesó el corazón, sin que le sirviesen de defensa las fuertes y aceradas
armas que vestía. Apenas cayó en tierra, cuando el santo religioso desde los
muros, viendo el estrado del gobernador, comenzó a entonar las palabras de
David: Sagitae tuae acutae populi sub te cadent in corda inimicorum regis [su traducción es: Tus flechas
son agudas: debajo de ti, caerá en los corazones de los enemigos del rey del
pueblo]. Y después de esto, aclamó la victoria. Al mismo tiempo,
entraron los escuadrones formados por una de las puertas (que, según por donde
se puso el sitio, fue o la de Valencia o la Nueva; y más me inclino a ésta
respecto de ser tradición, que siempre ha tenido y hoy tiene una imagen de
Nuestra Señora de la Granada sobre el umbral, como significando que esta Reina
fue quien abrió la puerta a los cristianos, y hoy es la protectora que los
defiende), y los moros se entregaron a merced. El maestre y los suyos
levantaron por trofeo a la Virgen Santísima, autora de su dicha, un oratorio o
capilla, y en ella se puso una hermosa imagen suya, con el título de Nuestra
Señora de la Granada, que hoy se conserva en la iglesia mayor de esta ciudad,
que debe a sus misericordias singulares beneficios y mercedes y es la patrona
de la ciudad.
2.- La leyenda según “Compendio
histórico, en que se da noticia de las milagrosas y deuotas imagenes de la
Reyna de los cielos, María Santissima, que se veneran en los mas célebres
santuarios de España…obra que consagra a la Virgen” escrita por Juan de Villafañe, S.I2.
Esta
obra fue publicada en el año 1740 e impreso en la imprenta y librería de Manuel
Fernández. Decir que esta obra ha servido de base para otros autores como más
adelante veremos.
Libro de Juan de Villafañe S.I.
Juan
de Villafañe recoge las leyendas e historias de las devociones marianas que
suscitaban más piedad popular. Así mismo recoge otras tantas que si bien no
tenían tanta fama él consideraba que debían estar en su obra. El objetivo que
perseguía y conseguía no era otro que el redactar una especie de enciclopedia
de la devoción mariana en España.
Entre
las páginas 257 y 258 bajo el título “Imagen
de Nuestra Señora de la Granada de Llerena” recoge el texto que a
continuación extractamos:
Poco es lo que ha llegado à mi noticia de
esta Santa Imagen, que se reverencia con gran devocion en la Ciudad de Llerena,
una de las principales de la Provincia de Estremadura; en que por tradicion se
sabe lo siguiente de su maravilloso aparecimiento.
Por los años de 1241 se hallaba en el sitio
de esta Ciudad aquel celebre Capitan y virtuoso Cavallero Don Pelayo Perez
Correa, General en los Exercitos del Santo Rey Don Fernando, y gran Maestre del
Orden Militar de Santiago: tenia en su Compañía un Religioso, `Freyle de su
Oreen, hombre de exemplar vida y conocida, y solida virtud, el qual
acostumbraba salirse a tener oración à un bosque cercano, para poder hablar con
Dios retirado del comercio de los hombres. Una vez, pues, que estaba con mas
fervor, contemplando las cosas Celestiales, se le aparecio Maria Santissima
llena de luz, y resplandor con una granada en la mano; y dignándose hablar al
fervoroso Sacerdote, le mando fuesse al Maestre Don Pelayo du devoto, y le
dixesse de su parte, que tuviesse grande animo, y confianza en Dios, y en su
protección, porque sin duda vencería, y destruiría del todo à los Moros, y que
en señal de la victoria le daba aquella granada, y que despues de conseguirla,
era voluntad de su Hijo, que edificasse un Temploi en honra suya, y que en èl
colocaría la Imagen, que le baxaba en prendas de su amor. Desaparecio con esto
la visión, y el virtuoso Sacerdote reparo, que entre las ramas de un granado,
que allí estaba, se dexaba ver una Imagen de Nuestra Señora sentada, con el
Nuño JESUS, y una granada en la mano. Fuè el obediente Sacerdote a avisar al
Maestre de lo que pasaba, y conseguida la victoria de los Barbaros, según la
promessa de Maria Santissima, cumplio Don Pelayo Correa con el mandato de
Nuestra Señora, fabricando un Templo en honra de tan gran Señora en el sitio
señalado, que es oy el principal de la Ciudad, colocando en èl la Santa Imagen,
que aparecio en el granado, y desde aquel tiempo se llama de Nuestra Señora de
la Granada, con quien tienen los vecinos de Llerena gran devocion, celebrandose
su su principal fiesta el dia de la Assumpcion de la Virgen à 15 de Agosto, y
por toda su Octava, concurriendo multitud de gente de los Pueblos vecinos à
venerar esta Santa Imagen; por cuya intercession, y medio reciben muchos
beneficios, obrando Su Magestad singulares milagros.
3.- Autores locales y otros que han escrito
sobre la leyenda: Andrés Morillo de Valencia, Antonio Sabido Martínez, Arturo
Gazul, Eulogio Montero Santarén, Francisco Tejada Vizuete, Ignacio R. Mena
Cabezas, Eliseo Godoy García, Salvador Hernández González, Julián Ruiz Banderas
y Agustín Romero Barroso.
Las aportaciones tanto del
Licenciado Andrés Morillo de Valencia, Antonio Sabido Martínez y Arturo Gazul
serán tratadas debidamente en el estudio comparativo que estamos realizando
sobre todas las versiones que existen, y que hemos podido recopilar, de la
leyenda.
En
el año 1900 D. Eulogio Montero Santarén publicaba su obra “ Monografía histórico – descriptiva de la ciudad de Llerena”3
donde en su Prefacio nos advierte de que “el
que ignora la historia de su patria es un extranjero en ella y quien no sabe la
de sus antepasados ignora la propia suya” y esto nos puede dar pie al
sentido de su obra teniendo como norte el rigor documental a pesar de los
innumerables expolios habidos.
Eulogio,
en el Capítulo IV dedicado a la Edad Media nos dice:
“la tradición sobre la reconquista de
Llerena dice: Que en el sitio donde hoy está el Camarín de la Virgen de la
Granada, se apareció esta imagen sobre un granado al Maestre D. Pelayo Pérez y
le dijo que tuviera confianza en su Divino Hijo y en la intercesión que ella
había de tener con Él, mediante la cual los moros serían vencidos en la próxima
batalla que iba a darse, y en señal de la victoria le entregaba una granada, y
que, concluida la reconquista, le edificase en aquel sitio una iglesia para que
se le diera culto.
Dióse
la batalla antes citada, obtúvose la victoria predicha por la Virgen, y el
Maestre cumplió asimismo el divino mandato edificando la iglesia…”.
Más
recientemente hemos tenido las aportaciones de Eliseo Godoy4 y de
Salvador Hernández González5. Este último recoge un pequeño
fragmento de Andrés de Saa donde hace referencia a que el origen de las
advocaciones marianas de la Granada en la ciudad hispalense derivan de la de
Llerena, aspecto éste dado a conocer en un artículo de Eliseo Godoy6.
En dicho fragmento se recoge un resumen del ya mencionado Juan de Villafañe,
aunque para Salvador de Saa el Maestre es cuestión era Rodrigo Íñiguez, siendo
ésta una de las cuestiones que, dependiendo del autor, no está del todo claro
puesto que para algunos la reconquista de Llerena fue en 1241 y para otros
1248.
Otros
autores han hecho referencia, igualmente, a la leyenda. Entre ellos destacamos
a Francisco Tejada Vizuete7, que toma como base el relato de Juan de
Villafañe; el excelente estudio de Ignacio R. Mena Cabezas8 donde de
manera comparativa analiza las leyendas y tradiciones de Nuestra Señora del
Ara, Patrona de Fuente del Arco, y Nuestra Señora de la Granada, Patrona de
Llerena.
Por
último y no por ello menos importantes, están las aportaciones de Julián Ruiz
Banderas – Agustín Romero Barroso9 basándose también en el texto de
Juan de Villafañe.
Verano 2007
REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
1. “Cronología Hospitalaria y Resumen Historial
de la Sagrada Religión del Glorioso Patriarca San Juan de Dios” por Fr.
Juan Santos O.H. Hemos utilizado la reedición de esta obra por la Orden
Hospitalaria de San Juan Dios, Madrid 1977 siendo auspiciada por la Curia Provincial
de la Provincia de Castilla siendo Provincial Fr. Antonio Metodio Zarzosa O.H.,
págs. 324 – 325 de esta edición. Agradecemos
a la Orden Hospitalaria las facilidades dadas para consultar esta obra.
2. “Compendio histórico en que se da noticia de
las milagrosas y devotas imagenes de la Reyna de Cielos y Tierra María
Santissima, que se veneran en los mas celebres Santuarios de España. Refierense
sus principios y progresos con los principales Milagros que ha obrado Dios
Nuestro Señor por su intercession y sucesos mas notables de sus prodigiosos
Aparecimientos. Obra que consagra a la misma Virgen y Madre de Dios, Maria
Santissima, Especial Abogada y Patrona de los Españoles” Segunda Impression
aumentada por el Reverendissimo Padre Juan de Villafañe de la Compañía de
Jesús, Maestro de Theologia y Rector que fue en el Real Colegio de Salamanca y
Provincial de la Provincia de Castilla la Vieja. Imprenta y Librería de Manuel
Fernández. Año 1740 pág. 257 – 258.
3. Monografía histórico – descriptiva de la
ciudad de Llerena” por Eulogio Montero Santarén. Badajoz. Tipografía de
Alberto Merino, 1900. Hemos utilizado la reedición del Centro de Iniciativas y
Turismo de Llerena, 1990 págs. 34 – 35.
4. “Nuestra Señora de la Granada en otras
tierras” por Eliseo Godoy García. Revista de Fiestas Patronales, 1995 págs.
27 – 33.
5. “Presencia y Culto de la advocación de
Nuestra Señora de la Granada en Sevilla” por Salvador Hernández González.
Revista de Fiestas Patronales 2003 págs. 85 – 86.
6. “Nuestra Señora de la Granada” por
Eliseo Godoy García. Revista de Fiestas Patronales, 1994.
7. “Vírgenes de agosto: La Granada llerenense y
la Piedad de Almendralejo” por Francisco Tejada Vizuete. Iglesia en Camino,
6 de agosto de 1995.
8. “Leyendas para creer…” por Ignacio R.
Mena Cabezas. Revista de Estudios Extremeños, Tomo LV, 1999, págs. 847 y ss.
9. “Toponimia mágica, fantástica y de leyendas”
por Julián Ruiz Banderas – Agustín Romero Barroso. Revista de Fiestas
Patronales 2002, págs. 9 – 28.